1. El mundo de la comunicación humana:
A lo largo de la historia, la comunicación ha jugado un papel determinante en el desarrollo de la humanidad, y mucho más en la época ´presente, que se podría denominar la “era de las comunicaciones”.
En verdad, las relaciones humanas (familiares, educativas, laborales, políticas, socio – económicas, científicas, artísticas y religiosas), toman como requisito una eficaz comunicación entre los miembros del grupo, si se quiere que sean armoniosas y saludables. Para lograrlo, la ciencia y la tecnología han llegado a poner al servicio de las comunidades medios y sistemas increíblemente complejos y sofisticados, cada vez con una mayor velocidad y eficacia: pensemos, por ejemplo, en la comunicación que establecen los astronautas con las bases terrestres, los contactos que se pueden realizar entre personas de distintos puntos del planeta, a través del teléfono, la televisión y la navegación a través del internet, para no mencionar mas. ¿No es esto asombroso?
Sin embargo, en contraste con el progreso científico y tecnológico, la comunicación interpersonal, es decir, el intercambio entre las personas en su vida cotidiana, científica y administrativa sigue soportando peligros, para cuya superación se requieren estrategias de formación en este campo. Mientras la tecnología de las comunicaciones va en jet o en cohete, la comunicación intra personal e interpersonal va en carro, o en algo menos.
1.1 Los actos comunicativos:
Todo lo anterior permite indicar que los seres humanos gozan de una capacidad especial, la función semiótica, la cual nos habilita para adquirir, crear, aprender y usar códigos, constituidos por signos. Esta capacidad posibilita el desarrollo y ejercicio de la competencia educativa, conocimiento diverso y amplio que, como se explicara, abarca un conjunto de subcompetencias que habilitan a los interlocutores para producir o comprender con significado.
Dentro de la práctica de la competencia comunicativa es posible distinguir un acto comunicativo que corresponde a una acción unitaria mediante la cual alguien produce un enunciado con sentido sobre el mundo con destino a otra persona por medio de un código y en un contexto real determinado. Una clase de acto comunicativo son los actos de habla, que tienen existencia en el uso de una lengua, oral o escrita, el medio fundamental por excelencia de la comunicación humana. En la práctica comunicativa real, los actos comunicativos o los actos de habla, no se producen aislados, sino que se encadenan en la acción del discurso. A vía de ejemplo, si hacemos un recorrido imaginario por los espacios de vida de las personas, se identifican múltiples actos comunicativos, como en las siguientes situaciones:
Al ingresar a la oficina,, Mary saluda a su jefe.
En la cafetería solicito se me sirva un delicioso café.
Un estudiante se excusa con su profesora, por ingresar tarde a la clase.
Atiendo a mi vecina, que solicita se le indique un número telefónico.
El expositor responde a uno de sus oyentes.
El Director del Colegio escribe una instrucción en la pizarra.
Mi padre lee la formula medica que me entrego el doctor.
En la casa observan un programa de televisión.
Como se puede inferir, un acto comunicativo implica no solo un emisor o primer interlocutor, sino indudablemente también un receptor o segundo interlocutor, pues sin este no existiría comunicación.
1.2 El concepto de comunicación:
Desde R. Jacobson es común atribuir al lenguaje natural la comunicación, como función principal y, en efecto, sin esta es difícil concebir un lenguaje, como lo afirma el filósofo alemán J.Habermas (1996): lo que afirmo es que el lenguaje disociado de su uso comunicativo, es decir, tal lenguaje completamente monologico no puede pensarse consistentemente como lenguaje. ¿Y en que consiste la comunicación? En principio existen dos formas de entenderla. La concepción tradicional –la mas extendida- , unidireccional, de tipo monológico, que equivale a la acción de informar, emitir mensajes, transmitir. Es la transferencia de información de un punto a través de algún medio. Esta concepción se da desde la perspectiva únicamente del primer interlocutor, y se le aplica mas al verbo”comunicar” que el de “comunicare”. El concepto de comunicación de Berlson y Steiner, citados por Kaplum (1998), recoge muy bien esta idea:”la comunicación consiste en la transmisión de información, ideas, emociones, habilidades, etc... mediante el empleo de signos y palabras”.
Una concepción menos estrecha nos lleva a pensar en una comunicación bidireccional o dialógica. En este sentido, comunicación da la idea de dialogo, intercambio, correspondencia, reciprocidad. El verbo más apropiado sería el de “comunicarse”.
Las dos concepciones implican un perfil de grupo social, una cultura, unas prácticas sociales. En el fondo de las dos acepciones, subyace una opción básica a la que se afrenta la humanidad. Definir que entendemos por comunicación, equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir. En una se produce un proceso en una sola vía, y en la otra, en dirección de ida y vuelta.
1.3 Los componentes de un acto de comunicación:
Para el análisis y descripción de un acto comunicativo, como hecho sociocultural y como proceso, se han formulado diversos modelos. Aristóteles veía en el acto de uso de la palabra, el orador, el discurso y el auditorio. David Berlo (1977) propone un modelo en que se distinguen: la fuente, el encodificador, el mensaje, el canal, el decodificador y el receptor. Incluye el código como parte del mensaje, aspectos que pocos consideran separados.
En un proceso como el de la comunicación humana cabria preguntarse por el qué, quién, para quién, para qué, cómo, en qué situación, con que, etc. Tal vez una respuesta articulada permitiría la descripción de los elementos que se dan en un acto comunicativo. Al señalar el objeto y el campo de investigación de la semiótica.
2. Bases teóricas para entender las competencias:
“Un saber hacer un contexto”
La posición de Chomsky contrasta con la idea de competencia, muy difundida en ciertos escenarios y momentos, entendida como”un saber hacer un contexto”, lo que resulta poco clara, incompleta y deficiente. Lo primero que se observa es que solo alude al segundo punto de la relación,, a que nos hemos referido, el “saber hacer”, el dominio de la acción, aunque añade un elemento positivo: el tomar en cuenta el contexto donde se aplica el saber. Sin embargo no aclara en que sentido se toma en cuenta el contexto.
Por demás, esta concepción parece traer a la mente cierta remembranza de la tecnología educativa le daba prelación a la eficiencia y eficacia. Le importaba ciertas conductas observables y medibles, más que los conocimientos, según los cánones de la psicología conductista, en la que se inspiraba.
El “saber hacer en contexto” implica eficiencia y desconoce el conocimiento, por cuanto el objeto de dicho “saber “ es ni más ni menos que el “hacer”. Se trata de asegurar el procedimiento, el desempeño en si, olvidando que en el ser humano todo desempeño tiene un referente, distinto a la acción en sí misma. Un “saber hacer” humano implica un saber inteligente que no se puede limitar a un procedimiento, por excelente que sea, como podría ejecutarlo una maquina.