miércoles, 20 de julio de 2011

La Cantuta: En la boca del diablo


Esta es una investigación de tipo periodística, aquí veremos lo que nos afecto en el tiempo en el que gobernaba el presidente Alberto Fujimori, veremos todo lo que sucedió en nuestro Perú, el video hablara acerca de las matanzas que hubo con los estudiantes de la Cantuta ,de las fosas que se encontraron y quien fue él que los descubrió cuando los estaban enterrando, también se hablara de la libertad de expresión y las personas inocentes que salieron afectadas en esta coyuntura; entonces podemos decir que este video es muy relevante y nos ayuda a apreciar nuestra historia, nos hace reflexionar y mirar desde un punto crítico lo que sucedió en nuestro país.    

Ver video completo, duración 2 horas con 9 min. y 10 seg.  

martes, 19 de julio de 2011

La Importancia del acto de leer

                                                                                                                       

Rara ha sido la vez, a lo largo de tantos años de práctica pedagógica, y por lo tanto política, en que me he permitido la tarea de abrir, de inaugurar o de clausurar encuentros o congresos.
Acepté hacerlo ahora, pero de la manera menos formal posible. Acepté venir aquí para hablar un poco de la importancia del acto de leer.
Me parece indispensable, al tratar de hablar de esa importancia, decir algo del momento mismo en que me preparaba para estar aquí hoy; decir algo del proceso en que me inserté mientras iba escribiendo este texto que ahora leo, proceso que implicaba una comprensión crítica del acto de leer, que no se agota en la descodificación pura de la palabra escrita o del lenguaje escrito, sino que se anticipa y se prolonga en la inteligencia del mundo. La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente. La comprensión del texto a ser alcanzada por su lectura crítica implica la percepción de relaciones entre el texto y el contexto. Al intentar escribir sobre la importancia del acto de leer, me sentí llevado –y hasta con gusto– a “releer” momentos de mi práctica, guardados en la memoria, desde las experiencias más remotas de mi infancia, de mi adolescencia, de mi juventud, en que la importancia del acto de leer se vino constituyendo en mí.
Al ir escribiendo este texto, iba yo “tomando distancia” de los diferentes momentos en que el acto de leer se fue dando en mi experiencia existencial.
Primero, la “lectura” del mundo, del pequeño mundo en que me movía; después la lectura de la palabra que no siempre, a lo largo de mi escolarización, fue la lectura de la “palabra-mundo”.
La vuelta a la infancia distante, buscando la comprensión de mi acto de
“leer” el mundo particular en que me movía –y hasta donde no me está traicionando la memoria– me es absolutamente significativa. En este esfuerzo al que me voy entregando, re-creo y re-vivo, en el texto que escribo, la experiencia en el momento en que aún no leía la palabra. Me veo entonces en la casa mediana en que nací en Recife, rodeada de árboles, algunos de ellos como si fueran gente, tal era la intimidad entre nosotros; a su sombra jugaba y en sus ramas más dóciles a mi altura me experimentaba en riesgos menores que me preparaban para riesgos y aventuras mayores. La vieja casa, sus cuartos, su corredor, su sótano, su terraza –el lugar de las flores de mi madre–, la amplia quinta donde se hallaba, todo eso fue mi primer mundo. En él gateé, balbuceé, me erguí, caminé, hablé. En verdad, aquel mundo especial se me daba como el mundo de mi actividad perceptiva, y por eso mismo como el mundo de mis primeras lecturas.
Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto –en cuya percepción me probaba, y cuanto más lo hacía, más aumentaba la capacidad de percibir– encarnaban una serie de cosas, de objetos, de señales, cuya comprensión yo iba aprendiendo en mi trato con ellos, en mis relaciones mis hermanos mayores y con mis padres.

Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto se encarnaban en el canto de los pájaros: el del sanbaçu, el del olka-pro-caminho-quemvem, del bem-te-vi, el del sabiá; en la danza de las copas de los árboles sopladas por fuertes vientos que anunciaban tempestades, truenos, relámpagos; las aguas de la lluvia jugando a la geografía, inventando lagos, islas, ríos, arroyos. Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto se encarnaban también en el silbo del viento, en las nubes del cielo, en sus colores, en sus movimientos; en el color del follaje, en la forma de las hojas, en el aroma de las hojas –de las rosas, de los jazmines–, en la densidad de los árboles, en la cáscara de las frutas. En la tonalidad diferente de colores de una misma fruta en distintos momentos: el verde del mango-espada hinchado, el amarillo verduzco del mismo mango madurando, las pintas negras del mango ya más que maduro. La relación entre esos colores, el desarrollo del fruto, su resistencia a nuestra manipulación y su sabor.
Fue en esa época, posiblemente, que yo, haciendo y viendo hacer, aprendí la significación del acto de palpar.
De aquel contexto formaban parte además los animales: los gatos de la familia, su manera mañosa de enroscarse en nuestras piernas, su maullido de súplica o de rabia; Joli, el viejo perro negro de mi padre, su mal humor cada vez que uno de los gatos incautamente se aproximaba demasiado al lugar donde estaba comiendo y que era suyo; “estado de espíritu”, el de Joli en tales momentos, completamente diferente del de cuando casi deportivamente perseguía, acorralaba y mataba a uno de los zorros responsables de la desaparición de las gordas gallinas de mi abuela.
De aquel contexto –el del mi mundo inmediato– formaba parte, por otro lado, el universo del lenguaje de los mayores, expresando sus creencias, sus gustos, sus recelos, sus valores. Todo eso ligado a contextos más amplios que el del mi mundo inmediato y cuya existencia yo no podía ni siquiera sospechar.

En el esfuerzo por retomar la infancia distante, a que ya he hecho referencia, buscando la comprensión de mi acto de leer el mundo particular en que me movía, permítanme repetirlo, re-creo, re-vivo, la experiencia vivida en el momento en que todavía no leía la palabra. Y algo que me parece importante, en el contexto general de que vengo hablando, emerge ahora insinuando su presencia en el cuerpo general de estas reflexiones. Me refiero a mi miedo de las almas en pena cuya presencia entre nosotros era permanente objeto de las con3 versaciones de los mayores, en el tiempo de mi infancia. Las almas en pena necesitaban de la oscuridad o la semioscuridad para aparecer, con las formas más diversas: gimiendo el dolor de sus culpas, lanzando carcajadas burlonas, pidiendo oraciones o indicando el escondite de ollas. Con todo, posiblemente hasta mis siete años en el barrio de Recife en que nací iluminado por faroles que se perfilaban con cierta dignidad por las calles. Faroles elegantes que, al caer la noche, se “daban” a la vara mágica de quienes los encendían. Yo acostumbraba acompañar, desde el portón de mi casa, de lejos, la figura flaca del “farolero” de mi calle, que venía viniendo, andar cadencioso, vara iluminadora al hombro, de farol en farol, dando luz a la calle. Una luz precaria, más precaria que la que teníamos dentro de la casa. Una luz mucho más tomada por las sombras que iluminadora de ellas.
No había mejor clima para travesuras de las alma que aquél. Me acuerdo de las noches en que, envuelto en mi propio miedo, esperaba que el tiempo pasara, que la noche se fuera, que la madrugada semiclareada fuera llegando, trayendo con ella el canto de los pajarillos “amanecedores”.
Mis temores nocturnos terminaron por aguzarme, en las mañanas abiertas, la percepción de un sinnúmero de ruidos que se perdía en la claridad y en la algaraza de los días y resultaban misteriosamente subrayados en el silencio
profundo de las noches.
Pero en la medida en que fui penetrando en la intimidad de mi mundo, en que lo percibía mejor y lo “entendía” en la lectura que de él iba haciendo, mis temores iban disminuyendo.
Pero, es importante decirlo, la “lectura” de mi mundo, que siempre fundamental para mí, no hizo de mí sino un niño anticipado en hombre, un racionalistade pantalón corto. La curiosidad del niño no se iba a distorsionar por el simple hecho de ser ejercida, en lo cual fui más ayudado que estorbado por mis padres. Y fue con ellos, precisamente, en cierto momento de esa rica experiencia de comprensión de mi mundo inmediato, sin que esa comprensión significara animadversión por lo que tenía encantadoramente misterioso, que comencé a ser introducido en la lectura de la palabra. El desciframiento de la palabra fluía naturalmente de la “lectura” del mundo particular. No era algo que se estuviera dando supuesto a él. Fui alfabetizado en el suelo de la quinta de mi casa, a la sombra de los mangos, con palabras de mi mundo y no del mundo mayor de mis padres. El suelo mi pizarrón y las ramitas fueron mis tizas.
                                                                                                         Por Paulo Freire

La Odisea de La Especie



A través de los años los seres vivos van evolucionando, en esta ocasión hablaremos del hombre, quien al principio era tan solo un animal, el cual no pensaba, solo reaccionaba por instinto; comenzaremos por el primer que fueron los simios de las sabanas, estos se comunicaban mediante señas y sonidos guturales para poder buscar alimento, estos por su misma necesidad de poder ver todo lo que le rodea, dejando de ser cuadrúpedos pasan hacer bípedos.
Pasaron varios siglos para que llegue nuestra famosa “Lucy” (Australopitecos), se comunica mediante sonidos guturales y lenguaje mecánico con un grupo de homínido, esto se da, pues se queda sola y embarazada, ya que todo el clan había desaparecido y ella tenía que arriesgarse a tener que hablar con otros homínidos que no tenían los mismos principios que ella.
Luego llegaron los Homo Habilis, estos crean sus propias armas para cazar, descansan en pequeñas chozas. Su comunicación se da por medio de sonidos onomatopéyicos y aprenden a través de la experiencia, pero a través de la evolución los sucedieron por el hombre de Ergaster, utiliza onomatopeyas para socializar, también en Asia, el Homo Erectus se comunica de la misma forma, mejor la seducción para poder reproducirse (el macho usa el tono grave de su voz) a su vez descubre y denomina el fuego al que llama” PRRRR”, que ahora en griego se llama “pyro”, el cocina sus alimentos con este fuego. Inicia la era de glaciación, para eso en Europa, el hombre de Neanderthal es más grande y robusto, se viste con pieles de los animales que caza y utiliza un tipo de lenguaje rustico para comunicarse.
Nadie sabe donde, cuando, en que momento se llego a dar el gran paso al “Homo Sapiens” , este perfecciona sus herramientas, vestimenta, vivienda; su comunicación es oral utiliza palabras,algo interesante es que llama a su tribu a través de la música, como expresiones culturales tiene a la música, el arte y creencias.
“Esta evolución ha tenido mucho que ver con la comunicación, gracias a ello pudimos avanzar osea evolucionar y ser algo más que animales, ser seres con capacidad de pensar, analizar y razonar”
Enlace link: http://tu.tv/videos/la-odisea-de-la-especie

César Hildebrant y los medios de prensa

En su discurso nos hablo del poder de las corporaciones que quieren ejercer sobre el internet y demás medios de comunicación, también nos dice que solo veinte personas tienen en sus manos la propiedad de la prensa de todo nuestro Peú, que son los canales de televisión y periódicos más vistos en nuestro país, además las persona que tienen más dinero (ricos), quieren tener su propio medio y asi poder tener mas influencia en la población para poder tener cierto control sobre ellas , tambien hace mención, que el capitalismo derroto al comunismo pero eso, es totalmente falso; nos dice el Sr. Hildebrant.

La Reforma Universitaria

IDEOLOGÍA Y REINVINDICACIONES:
El movimiento estudiantil que se inició con la lucha de los estudiantes de Córdoba, por la reforma de la Universidad, señala el nacimiento de la nueva generación latinoamericana. La inteligente compilación de documentos de la reforma universitaria en la América Latina realizada por Gabriel del Mazo, cumpliendo un encargo de la Federación Universitaria de Buenos Aires, ofrece una serie de testimonios fehacientes de la unidad espiritual de este movimiento. El proceso de la agitación universitaria en la Argentina, el Uruguay, Chile, Perú, etc., acusa el mismo origen y el mismo impulso. La chispa de la agitación es casi siempre un incidente secundario; pero la fuerza que la propaga y la dirige viene de ese estado de ánimo, de esa corriente de ideas que se designa -no sin riesgo de equívoco- con el nombre de "nuevo espíritu". Por esto, el anhelo de la reforma se presenta, con idénticos caracteres, en todas las universidades latinoamericanas. Los estudiantes de toda la América Latina, aunque movidos a la lucha por protestas peculiares de su propia vida, parecen hablar el mismo lenguaje.
De igual modo, este movimiento se presenta íntimamente conectado con la recia marejada posbélica. Las esperanzas mesiánicas, los sentimientos revolucionarios, las pasiones místicas propias de la posguerra, repercutían particularmente en la juventud universitaria de Latinoamérica. El concepto difuso y urgente de que el mundo entraba en un ciclo nuevo, despertaba en los jóvenes la ambición de cumplir una función heroica y de realizar una obra histórica. Y, como es natural, en la constatación de todos los vicios y fallas del régimen económico social vigente, la voluntad y el anhelo de renovación encontraban poderosos estímulos. La crisis mundial invitaba a los pueblos latinoamericanos, con insólito apremio, a revisar y resolver sus problemas de organización y crecimiento. Lógicamente, la nueva generación sentía estos problemas con una intensidad y un apasionamiento que las anteriores generaciones no habían conocido. Y mientras la actitud de las pasadas generaciones, como correspondía al ritmo de su época, había sido evolucionista -a veces con un evolucionismo completamente pasivo- la actitud de la nueva generación era espontáneamente revolucionaria.
La ideología del movimiento estudiantil careció, al principio, de homogeneidad y autonomía. Acusaba demasiado la influencia de la corriente wilsoniana. Las ilusiones demo liberales y pacifistas que la predicación de Wilson puso en boga en 1918-19 circulaban entre la juventud latinoamericana como buena moneda revolucionaria. Este fenómeno se explica perfectamente. También en Europa, no sólo las izquierdas burguesas sino los viejos partidos socialistas reformistas aceptaron como nuevas las ideas demo liberales elocuente y apostólicamente remozadas por el presidente norteamericano.
Únicamente a través de la colaboración cada día más estrecha con los sindicatos obreros, de la experiencia del combate contra las fuerzas conservadoras y de la crítica concreta de los intereses y principios en que se apoya el orden establecido, podían alcanzar las vanguardias universitarias una definida orientación ideológica.
Este es el concepto de los más autorizados portavoces de la nueva generación estudiantil, al juzgar los orígenes y las consecuencias de la lucha por la Reforma. Todos convienen en que este movimiento, que apenas ha formulado su programa, dista mucho de proponerse objetivos exclusivamente universitarios y en que, por su estrecha y creciente relación con el avance de las clases trabajadoras y con el abatimiento de viejos privilegios económicos, no puede ser entendido sino como uno de los aspectos de una profunda renovación latinoamericana.
[...]
Es, en todo caso, un hecho uniformemente observada la formación, al calor de la Reforma, de núcleos de estudiantes que, en estrecha solidaridad con el proletariado, se han entregado a la difusión de avanzadas ideas sociales y al estudio de las teorías marxistas. El surgimiento de las universidades populares, concebidas con un criterio bien diverso del que inspiraba en otros tiempos tímidos tanteos de extensión universitaria, se ha efectuado en toda la América Latina en visible concomitancia con el movimiento estudiantil. De la Universidad han salido, en todos los países latinoamericanos, grupos de estudiosos de economía y sociología que han puesto sus conocimientos al servicio del proletariado, dotando a éste, en algunos países, de una dirección intelectual de que antes había generalmente carecido. Finalmente, los propagandistas y fautores más entusiastas de la unidad política de la América Latina son, en gran parte, los antiguos líderes de la Reforma Universitaria que conservan así su vinculación continental, otro de los signos de la realidad de la "nueva generación".
[...]
POLÍTICA Y ENSEÑANZA UNIVERSITARIA EN AMÉRICA LATINA :
El régimen económico y político determinado por el predominio de las aristocracias coloniales -que en algunos países hispanoamericanos subsiste todavía aunque en irreparable y progresiva disolución-, ha colocado por mucho tiempo las universidades de la América Latina bajo la tutela de estas oligarquías y de su clientela. Convertida la enseñanza universitaria en un privilegio del dinero, sino de la casta, o por lo menos de una categoría social absolutamente ligada a los intereses de uno y otra, las universidades han tenido una tendencia inevitable a la burocratización académica. Era éste un destino al cual no podía escapar ni aun bajo la influencia episódica de alguna personalidad de excepción.
El objeto de las universidades parecía ser, principalmente, el de proveer de doctores o rábulas a la clase dominante. El incipiente desarrollo, el mísero radio de la instrucción pública, cerraban los grados superiores de la enseñanza a las clases pobres (La misma enseñanza elemental no llegaba -como no llega ahora- sino a una parte del pueblo). Las universidades, acaparadas intelectual y materialmente por una casta generalmente desprovista de impulso creador, no podían aspirar siquiera a una función más alta de formación y selección de capacidades. Su burocratización las conducía, de un modo fatal, al empobrecimiento espiritual y científico.
[...] El movimiento de la Reforma tenía lógicamente que atacar, ante todo, esta estratificación conservadora de las Universidades. La provisión arbitraria de las cátedras, el mantenimiento de profesores ineptos, la exclusión de la enseñanza de los intelectuales independientes y renovadores, se presentaban claramente como simples consecuencias de la docencia oligárquica. Estos vicios no podían ser combatidos sino por medio de la intervención de los estudiantes en el gobierno de las universidades y el establecimiento de las cátedras y la asistencia libres, destinadas a asegurar la eliminación de los malos profesores a través de una concurrencia leal con hombres más aptos para ejercer su magisterio.
[...]
Las mayorías docentes adoptaron una actitud de rígida e impermeable intransigencia contra los grandes principios de la Reforma Universitaria, el primero de los cuales había quedado proclamado teóricamente desde el Congreso Estudiantil de Montevideo, y así en la Argentina como en el Perú, lograron el reconocimiento oficial debido a favorables circunstancias políticas, cambiadas las cuales se inició, por parte de los elementos conservadores de la docencia, un movimiento de reacción, que en el Perú ha anulado ya prácticamente casi todos los triunfos de la Reforma, mientras en la Argentina encuentra la oposición vigilante del alumnado, según lo demuestran las recientes agitaciones contra las tentativas reaccionarias.
[...] Con el nacimiento de una corriente socialista y la aparición de una conciencia de clase en el proletariado urbano, interviene ahora en el debate un factor nuevo que modifica sustancialmente sus términos. La fundación de las universidades populares González Prada, la adhesión de la juventud universitaria al principio de la socialización de la cultura, el ascendiente de un nuevo ideario educacional sobre los maestros, etc., interrumpen definitivamente el erudito y académico diálogo entre el espíritu demo liberal-burgués y el espíritu latifundista y aristocrático.
Tomado de: José Carlos Mariátegui: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima, Amauta, 1987 [primera edición de 1928]. Fragmentos del capítulo IV: "El proceso de la Instrucción Pública”.

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Decana de América, fundada el 12 de mayo de 1551, fue el inicio de la historia universitaria del continente. Los dominicos en sus conventos del Cusco, principal ciudad peruana en el siglo XVI, y de Lima, estudiaban Artes y Teología para ejercitar a los antiguos miembros y preparar a los novicios de la Orden.
El incremento de los estudios superiores determinó que, en el capítulo del célebre convento cusqueño (01/07/1548), Fray Tomás de San Martín solicitase fundar una universidad o Estudio General en Lima o también llamada Ciudad de los Reyes.
La iniciativa eclesiástica fue acogida y recibió un poderoso impulso laico del cabildo limeño. Se nombraron dos procesadores, civil y eclesiástico, los que al término de una feliz gestión determinaron la fundación de la Universidad.
Esta fue hecha por Real Cédula firmada por el rey Carlos V en la ciudad de Valladolid, el 12 de mayo de 1551, y llevó por nombre Universidad de Lima. Es a partir de 1574 que toma el de Universidad de San Marcos.
La Universidad inició funciones el 2 de enero de 1553 en la sala capitular del Convento del Rosario de la Orden de los Dominicos, con la concurrencia de la Real Audiencia presidida por el licenciado Andrés Cianca y el enviado de la Corona D. Cosme Carrillo, primer miembro laico del cuerpo docente.
Durante la época virreinal las Facultades fueron cinco. En el período republicano, hasta 1969 llegaron a diez. Al inaugurarse los estudios de la Universidad sus asignaturas iniciales correspondían a las Facultades de Teología y Arte.
Con la incorporación de graduados en Derecho aparece la Facultad de Cánones. Luego se crea la Facultad de Leyes. La Facultad de Medicina funcionó en el siglo XVII. Con el Reglamento de Instrucción Pública de 1850 surgen dos Facultades efímeras: Matemáticas y Ciencias Naturales, las cuales fueron unificadas en 1862 bajo el nombre de Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas, y posteriormente en 1876 toma el nombre de Facultad de Ciencias.
En este año también se crea la Facultad de Ciencias Económicas y Comerciales. Es así que en el siglo XIX, San Marcos tenía seis Facultades: Teología, Letras, Derecho, Medicina, Ciencias Políticas y Administrativas, y la Facultad de Ciencias.
En el siglo XX fueron organizadas cinco nuevas Facultades, cuatro en el área de Ciencias: Farmacia y Bioquímica, Odontología, Medicina Veterinaria, Química y Educación en el área de Humanidades. La de Teología adquirió un régimen distinto en 1935 y dejó de formar parte de San Marcos. En consecuencia, en 1969 solo existían tres Facultades que procedían de la época colonial: Letras y Ciencias Humanas (antes Facultad de Artes), Derecho (Leyes y Cánones) y Medicina.
A partir del siglo XX, con la especialización del conocimiento, muchas carreras se independizaron y motivaron la creación de diversas Facultades, al punto que actualmente la Decana de América cuenta con 60 carreras (correspondientes a cinco áreas académicas) distribuidas en 20 Facultades.

 1.-Facultad de Letras y Ciencias Humanas
 2.- Facultad de Derecho y Ciencia Política
 3.- Facultad de Medicina
 4.-Facultad de Farmacia y Bioquímica
 5.-Facultad de Odontología
 6.-Facultad de Educación
 7.-Facultad de Química e Ingeniería Química
 8.-Facultad de Medicina Veterinaria
 9.-Facultad de Ciencias Administrativas
10.-Facultad de Ciencias Biológicas
11.-Facultad de Ciencias Contables
12.-Facultad de Ciencias Económicas
13.-Facultad de Ciencias Físicas
14.-Facultad de Ciencias Matemáticas
15.-Facultad de Ciencias Sociales
16.-Facultad de Ingeniería Geológica, Minera, Metalúrgica y Geográfica
17.-Facultad de Ingeniería Industrial
18.-Facultad de Psicología
19.- Facultad de Ingeniería Electrónica y Eléctrica
20.-Facultad de Ingeniería de Sistemas e Informática

Orígenes:
El origen de una Facultad muchas veces surge de cursos que integraban la currícula de profesiones que con el paso del tiempo han ido diversificando su conocimiento y especializándolo, como ya se dijo, al punto de que empezaron a cobrar por sí propios un peso gravitante que determinó su autonomía, ya sea integrándose en un primer momento en Departamentos académicos o en Institutos.
La Facultad de Letras y Ciencias Humanas (FLCH) no es sino la continuidad de lo que fuera la Facultad de Teología y de Artes, fundada en 1553. En ese sentido, desde el punto de vista histórico la Facultad de Letras y Ciencias Humanas aparece como la más antigua Facultad de la Universidad de San Marcos y, en consecuencia, de América. Le siguen en antigüedad, las Facultades de Derecho (1571), y de Medicina (1634), primacía cronológica que debe ser oficialmente reconocida y respetada en todos los actos universitarios de San Marcos.
Un ejemplo de cómo la preponderancia social determina la independización de determinados programas o departamentos se da, precisamente, en la FLCH. Así, hasta 1946, la sección pedagógica formaba parte de la Facultad de Letras y Pedagogía, luego se independizaría y se crearía la Facultad de Educación. Asimismo, en 1954 se crea la Sección de Psicología de la FLCH y para 1988 se crea la Facultad de Psicología, la cual actualmente cuenta con un moderno pabellón separado de la FLCH y ubicado en la Ciudad Universitaria.
Otro tanto se puede decir de la Facultad de Ciencias Sociales, que se crea tomando como base la Dirección de Programas de Ciencias Sociales, perteneciente a Letras. La actual carrera de Antropología, por ejemplo, tiene su antecedente en el Instituto de Etnología de la FLCH.
 
La Facultad de Farmacia y Bioquímica tiene sus orígenes en la creación del Protoboticario en 1808 y la inclusión de la enseñanza de Farmacia en el cuadro sinóptico del plan de estudios del colegio de Medicina, Farmacia y Cirugía. En 1931 se crea la escuela de Farmacia, que originaría en 1943 la Facultad de Farmacia y Bioquímica.
Otro antecedente interesante es el caso la Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas, creada en 1875 como parte del proceso de modernización del gobierno de Don Manuel Pardo (1872-1876). El propósito de la creación de la referida Facultad era la formación de funcionarios para la administración pública y la diplomacia. Sin embargo, en 1928, la Facultad de Ciencias Económicas reemplazó a la anterior Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas. En 1980, se produce la separación de los Programas y Departamentos de Contabilidad y Administración y en 1984 se crea la actual Facultad de Ciencias Administrativas.
A la Facultad de Ciencias Económicas pertenecía el Instituto Superior de Ciencias Contables, creado en 1936, en donde se formaron los primeros contadores públicos de Lima. Luego de varias reformas curriculares y reestructuraciones de las áreas de estudio, en 1984 se crea la Facultad de Ciencias Contables.

Ciencias  e Ingenierías
En cuanto a las ingenierías y ciencias básicas, en 1983 se aprueba la creación de las 17 Facultades que dieron origen a una nueva etapa histórica en San Marcos, de donde nacería la Facultad de Geología, Minas, Metalúrgica, Ciencias Geográficas y Mecánica de Fluidos.
En 1991, a pedido del Consejo de Facultad, la Asamblea Universitaria reestructura la conformación de la Facultad y la Escuela Académico Profesional de Mecánica de Fluidos pasa a integrar a la Facultad de Ciencias Físicas. En el año 1995, la Escuela de Geología se fusiona con la de Ingeniería Geológica y la de Ciencias Geográficas, y es a partir de entonces que la nueva denominación es Facultad de Ingeniería Geológica, Minera, Metalúrgica y Geográfica.
Una Facultad que ha mantenido su preeminencia académica y autonomía sin muchos sobresaltos es la de Ciencias Matemáticas, la cual inicia su funcionamiento en el año 1850. En 1862 se le denominó Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas, posteriormente en 1876 toma el nombre de Facultad de Ciencias. Hoy en día se le denomina Facultad de Ciencias Matemáticas.
Otra carrera que con el paso del tiempo adquirió tal grado de especialización que hubo de independizarse fue Ingeniería Industrial: al promulgarse el Estatuto de la Universidad, en setiembre de 1984, el Programa Académico de Ingeniería Industrial se convierte en la Escuela Académico Profesional de Ingeniería Industrial integrando la Facultad de Ingeniería Industrial e Ingeniería Electrónica. Para diciembre de 1988, la Asamblea Universitaria considera conveniente darle autonomía creándose de esta manera la Facultad de Ingeniería Industrial.
Y para terminar este rápido recuento de Facultades creadas sobre la base de instituciones o departamentos, cabe hacer mención, nuevamente, a la que fuera, en el siglo XIX, la Facultad de Matemáticas y Ciencias Naturales, cuyo plan de estudios incluía, entre otras materias de enseñanza, a la cátedra de Historia Natural, que tuvo como primer docente nada menos que a Antonio Raimondi Dell'Acqua quien fuera también el primer decano de la Facultad de Ciencias.
Andando el tiempo, hubo una notable reforma en los Programas de Estudio de Ciencias Biológicas, cuyos biólogos egresaban de la Facultad de Ciencias. La Escuela Instituto de Ciencias Biológicas tuvo vigencia hasta octubre de 1968, año en que se instituyeron en la universidad los Programas Académicos y Departamentos Académicos. Por fin, en 1984 se crea la Facultad de Ciencias Biológicas.

Generaciones de maestros
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos es la única de América que presenta una continuidad ininterrumpida. Desde su inicio con el rector Fray Juan Bautista de la Roca hasta nuestros días, han guiado su destino 210 rectores.
En los claustros sanmarquinos se han formado muchas de las figuras más notables del arte, ciencia y política del Perú y América, y de sus aulas han egresado la mayoría de profesionales y estudiosos que prestan sus servicios en las principales universidades, así como en empresas e instituciones nacionales y extranjeras.
La Universidad ha transitado, desde su fundación, por cinco diferentes locales: tres durante el siglo XVI: Convento de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de los Dominicos, a extramuros en la parte de San Marcelo, donde poco antes había funcionado el Convento de la Orden de San Agustín, y en 1575 en la primitiva Plaza del Estanque, después llamada de la Inquisición, actual local del Congreso.
En la segunda mitad del siglo XIX se trasladó al local del antiguo Convictorio de San Carlos (Parque Universitario) durante el gobierno de Manuel Pardo y, en la actualidad, ocupa la Ciudad Universitaria ubicada entre la Avenida Venezuela y la Avenida Universitaria, Cercado de Lima.

Más información visitar: www.unmsm.edu.pe/?url=inicio-historia

domingo, 17 de julio de 2011

¿La educación de hoy, será el futuro del mañana?



Ante esta pregunta, todos nos ponemos a reflexionar, la educación de hoy será el futuro del mañana, viendo la realidad de nuestro país, sabemos de que el Perú no va a progresar, el propio estado no toma interés a fondo en este tema, esto lo podemos apreciar en todas las regiones de nuestro país, sobre todo en las zonas rurales donde no llega el estado, por ejemplo: En la Selva peruana, la mayoría de los pobladores no llegan a culminar por lo menos su primaria completa, en los colegios e institutos no se da la enseñanza debida, eso lo vemos en los programas curriculares, ya que estos son ineficientes y no se llegan a completar; además se está viviendo hoy en día una discriminación tanto racial como lingüística, ahora ustedes se preguntaran porque estas discriminaciones afectan a la educación, pues les diré, que afecta en gran medida, la discriminación racial afecta ya que, las personas juzgan , ENSEÑAN, tratan, sociabilizan; según lo físico ya sea el color de piel, estrato social, el lugar donde se reside y una infinidad de cosas que no nos debería importar, ya que estas son insignificantes y lo que deberíamos tomar en cuenta es la necesidad de la gente que quiere seguir adelante y ya no estar en esa laguna de ignorancia.
También afecta bastante la discriminación lingüística, esta es uno de los motivos por el cual, el estado no toma importancia a  nuestros hermanos de la Sierra o a los que se encuentran en los caseríos, ya que por no saber el español, los marginan por hablar su lengua original, a su vez no los toman en cuenta por que hablan y escriben de un modo diferente, por ejemplo: En Piura, a los niños se les dice: churres; en cambio en Lima se les dice: niños.
El estado, está cometiendo un gran error al imponer el castellano a nuestros pobladores marginados, ya que al hacer esto estamos perdiendo parte de nuestra cultura, ellos son la historia y nosotros no podemos seguir así, deberíamos tener una interculturalidad entre las regiones, y sobre todo llevar la educación como debería de ser, porque, como lo dije en el principio si el estado no toma cartas en el asunto, esta seguirá siendo nuestra realidad peruana.